Era Martes Santo. Y no volvimos a mirar al cielo. No
hizo falta. Y se escuchó en San Antonio “que sale el aguao y no llueve”. Se
cumplió, las cinco cofradías salieron a la calle y ninguna tuvieron problemas
para realizar al completo sus estaciones de penitencia.
A las 17h20 salió de San Antonio la Archicofradía de
Columna. Mucha gente estaba agolpada en la plaza del San Antonio (en la parte
que daba la sombra) para ver la salida del Cristo azotado. En una maniobra
realizada a ruedas, el paso de misterio a los sones del Himno Nacional salió a la calle entre un atronador aplauso. El paso
comenzó a caminar tras el que formo un palio de respeto y la Agrupación Musical
Sagrada Cena de Cádiz.
Minutos más tarde, cuando el Señor se adentraba por
San José, nuevamente los sones del Himno
Nacional anunciaban la salida del palio de la Virgen de las Lágrimas (una
de las dos que salían en la jornada). Sones de Lágrimas de Cubiles y Procesión
de Semana Santa en Sevilla por parte de la Filarmónica de Conil acompañaron
los primero compases de este palio de cajón en la calle.
A las 18h45 hizo lo propio desde Santa Cruz,
Sanidad. Después de un año 2013 nefasto (sin salir en el Vía Crucis Oficial así
como la Estación de Penitencia), el sol estaba presente en la salida de esta
cofradía de negro. Los sones de Mayor
Dolor de María acompañaron los primeros compases del misterio hasta que se
asomo a la puerta. En ese momento, los sones de horquilla y capilla musical
acompañaron el caminar de este misterio que preside la imagen de Láinez Capote,
que estrenaba una túnica lisa en color damasco.
Tras él, marcho el siempre esperado palio de la
Virgen de la Salud, comandado por Andrés Cano y con un repertorio exquisito
interpretado de manera magistral por la BM Gailín de Puerto Serrano. Sones de Sanidad acompañaron su salida del
templo, estrenando así al completo el bordado de las bambalinas laterales
(tanto interior como exterior).
Sones clásicos de Font de Anta y Amarguras pusieron junto a los tambores
destemplados los pelos de punta a más de uno mientras el palio descendía hacía
Obispo José María Rancés.
Mientras Sanidad bajaba por el Pópulo camino de la
Catedral, por Cobos accedía a la misma Jesús Caído, más concretamente la Virgen
de los Desamparados. Sones de Domingo de Ramos sevillano con La Estrella Sublime y Virgen de la Paz dieron acceso al primer
templo a la imagen que venía desde San Francisco.
Hasta que Sanidad no dejase el pasillo de Cobos
libre, Ecce-Homo trataba de apretarse entre Cristobal Colón y Cobos. El Señor
de San Pablo, el del manto rojo, hizo la curva de entrada en Cobos de una
manera soberbia por parte de sus cargadores. Impresionante fue sin duda, esa
manera de aguantar la marcha entera sin “dar fondo”. Tras el vino su madre, la
Virgen de las Angustias, acompañada de San Juan Evangelista. Con un repertorio
muy clásico y tocado de una manera excepcional por parte de la BM Virgen de la
Estrella de Puerto Real. Prueba de ello, en este mismo sitio, la el giro a los
sones de Sevilla Cofradiera de Gámez
Laserna.
Por San José venía uno de los barcos de nuestra
Semana Santa: el Cristo de la Piedad. Sones trianeros de la del Norte, la BCT
Santísimo Cristo de la Victoria de León acompañaba al misterio que comanda
Manuel Ruiz Gene, que nos deja siempre con la boca abierta en todos los pasos
que lleva.
Si el Cristo de la Piedad anda de maravilla, qué
decir del palio de las Lágrimas y esa banda que lleva de Maestro Dueñas. Sones
de Grau y La Quinta Angustia para
encarar San José desde Ancha. Mucha gente presenció esta vuelta así como la
recogida en la plaza de la Catedral, que se está convirtiendo en una de las más
concurridas de la Semana Santa.
El año pasado nos quedamos con las ganas, a causa de
la lluvia, de ver el paso del Caído por la plaza de Mina, pero este año si
pudimos contemplarlo. De una manera muy elegante pasaron tanto Jesús Caído con
una serie de marchas clásicas (Alma de
Dios, Nuestro Padre Jesús de la Victoria, …) por parte de una banda que
sonaba muy fuerte como es Virgen de la Oliva de Vejer que formó el Señor.
Luego, si en Catedral sonó La Estrella
Sublime, en Mina volvió a sonar López Farfán esta vez con su Pasan los Campanilleros entro y avanzaba
por la plaza de Mina seguida de otra marcha clásica donde las haya, Pasa la Macarena de Gámez Laserna.
Sin duda, tercera jornada de procesiones en la calle
sublime, donde el calor estaba presente, si bien es cierto que el viento de
levante amaino un poco la sensación de temperatura siendo necesario algún tipo
de prenda que nos acompañase por la noche.
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