Al fin llegó el ansiado Domingo de Ramos para los
cofrades de Cádiz. Un día cargado de ilusión en todos los que amamos la fiesta
de la Semana Santa, y los aplausos, comenzaron como no, en la Alameda.
Ante un día radiante con el sol en el cielo, sin necesidad
de mirar partes meteorológicos, la hermandad que preside Ignacio Ortiz, puso
puntualmente su Cruz de Guía bajo el dintel del Carmen a las 14h30, para
instantes después comenzar a avanzar por la Alameda buscando la plaza de Mina.
El trasiego de niños pequeños, algunos vestidos de
hebreos y portando la tradicional palma del Domingo de Ramos, anunciaban que
Jesús de la Paz en su Real y Triunfal entrada en Jerusalén estaba a punto de
salir a las calles. Los Hermanos Martín, capataces del paso de misterio se
disponían en la delantera a realizar las maniobras oportunas.
El paso al hombro y muy poquito a poco asomaba esa
delantera dorada con esos rayos de sol que alumbraban a un Señor de la Paz un
poco más centrado en el paso – gracias al estreno de los nuevos candelabros de
guardabrisas – y el sonido de la corneta de la Agrupación Musical Polillas hizo
estallar en un caluroso aplauso a la vez que sonaba el Himno Nacional. Seguidamente, y como es tradicional, esta formación
– de aniversario siendo 25 Años ya desde su fundación – interpretó Nuestro Padre Jesús de la Paz, marcha
dedicada al titular de la cofradía del mentidero.
Posteriormente, el paso siempre de frente avanzó
buscando la mencionada plaza de Mina a través de la Alameda y la calle Calderón
de la Barca para así dar salida al cuerpo de hermanos penitentes, ahora con
cera, que acompañaban a la Virgen del Amparo. Una representación del colegio
Argontonio salía en el cortejo, debido al hermanamiento que han vivido tanto la
cofradía como la institución. Minutos pasaban de las 15h10, cuando el palio de
la “guapa” de Cádiz a las órdenes de José Julio Reyeros salía a las calles mientras
la Banda de Pedro Álvarez. A la recogida, pasada las 11h de la noche, la Virgen
cuadrilla tuvo en gesto de despedida de la Alameda, haciendo un giro de 360º
una vez llegada a la confluencia de la calle Bendición de Dios mientras sonaba
la marcha La Caridad del Arenal. El palio entro con los primeros compases del
trío de Pasa la Virgen Macarena y el Himno Nacional.
Por el paseo marítimo, como viene siendo habitual en
los últimos años discurrió la cofradía salesiana de Jesús Despojado. Un cortejo
cada año más largo con un verdadero barco que desde Salesianos llega al centro
a través del Campo del Sur. Sones tras él, de la conocida en el argot musical
como “la Trianera del Norte”, la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo
Cristo de la Victoria de León. Con su singular doble paso, realizó su estación
de penitencia alternando con el paso normal acompañado por un paso de tambor
favoreciendo andar largo del paso, y una vez en el centro desangrar el
repertorio musical.
Desde Santo Domingo partió como es tradicional, la
Sagrada Cena. Un cortejo, cada vez más grande precedía al Señor del Milagro que
a los sones por primera vez en Semana Santa de Cornetas y Tambores desde Coria
del Rio, por parte de la Banda del Gran Poder de esta sevillana localidad. Tras
los problemas acontecidos del año pasado tanto con la cuadrilla como con la
banda, Antonio de la Jara fue el encargado de guiar este paso, que estrenaba el
frontal del mantolín bordado y con un andar muy elegante. Sones clásicos Cristo
del Amor, Soledad de San Pablo, conformaron algunas de las partituras que
sonaron tras el misterio.
Después de un año de ausencia debido a los problemas
con las Juntas de Gobierno, las Penas volvía a salir a la calle. Un tremendo
aplauso en la calle Sagasta estalló cuando las puertas de San Lorenzo se
abrieron y la Cruz de Guía de este Archicofradía salía buscando Hospital de
Mujeres. Manuel Ruiz Gené, que inauguraba el término Capataz General, comandaba
la siempre complicada maniobra de sacar los pasos de San Lorenzo a la calle.
Sones de Cornetas y Tambores llenaban la calle Sagasta aunque primeramente,
tras la Marcha Real, sonó Señor de las Penas de Enrique Galán por parte de la
Filarmónica de Conil, formación que acompañaba al palio de la Virgen de la
Caridad.
Minutos más tarde, asomó un palio cuajado de
estrenos, bajo la cual iba la imagen que tallase Álvarez Duarte. Con un nuevo
bastidor del palio, un sobretecho diseño de Juan Antonio Verdía así como la
realización de José Antonio Rodríguez Dávila así como la Glorias del palio, realizada
al óleo sobre tabla, réplica de la que se encuentra en la Capilla del Pilar y
donada por nuestro hermano Miguel Ángel García Saucedo. Si el Cristo salió con
su marcha, la Virgen no fue menos y salió con la marcha de Juan Antonio Verdía,
La Caridad de Tus Penas.
El clasicismo del Domingo de Ramos siempre vendrá
desde San Agustín, y con la Humildad y Paciencia. Ese paso de misterio comandado
por Paco Álvarez a los sones también de cornetas y tambores con un exorno de
claveles rojos.
Y como no podía ser de otra forma, el palio de la
Amargura. Posiblemente de los más elegantes que haya en procesionando en Cádiz
(desde la opinión del que hace esta crónica) y como es también tradicional, esa
primera maniobra para encarar San Francisco con la marcha, himno de la Semana
Santa andaluza, Amarguras por parte de la banda de música del Nazareno de Rota.
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