Lunes Santo es sinónimo de barrios: la Viña y el
Mentidero. Y por supuesto es día también de San Francisco.
Nuevamente la Viña se echó a la calle para acompañar
a su cofradía de la Palma, a su Cristo de la Misericordia y a su Virgen de las
Penas, con un andar muy elegante como solo su cuadrilla sabe hacer. No eran
siquiera las 15h45 y mientras se abrían las puertas de la pequeña parroquia de
la Palma, un atronador aplauso inundaba la calle de La Palma donde miles de
personas se agolpaban pudiéndose ver cabecitas de los asistentes hasta más allá
de la calle Lubet.
En apenas un suspiró, el Cristo, recostado y a
ruedas salió por la cancela mientras los rayos de sol le alumbraban la cara y
el dorado resplandeciente del canasto del misterio. Como es habitual, al izarse
el Crucificado para erguirse sobre el paso, los sones de la Marcha Real
interpretados por la BCT Santísimo Cristo de la Vera-Cruz de Utrera lo iban
acompañando. Tras ellos, sones trianeros de Ahí Quedo entre otras de las
marchas que interpretó la banda.
Tras él, largas filas de penitencia que abrirían las
filas de penitentes que acompañaban a María Santísima de las Penas. Sones del
Himno Nacional acompañan la complicada maniobra de salida así como una salva de
aplausos y vítores hacía la Virgen, la Reina de la Viña. Su marcha, Virgen de
las Penas, del maestro Abel Moreno, mientras Ramón Velázquez guiaba a sus
hombres en la primera maniobra en la calle llamando la derecha “alante” y la
izquierda atrás a los sones de una composición que solo conocemos que tenga en
su repertorio la Soledad de Cantillana y que vino de maravilla para este giro. Luz
en la Soledad de Oscar Navarro fue la interpretada mientras que con su fuerte
el paso se perdió buscando la plaza Pinto.
Si la salida de la Palma fue algo espectacular, no
hay palabras para describir la entrada del palio de la Virgen de las Penas a lo
largo de toda la calle Virgen de la Palma. Una cuadrilla incombustible, un
público aplaudiendo, expectante y con ganas de disfrutar y una banda que no
paró de tocar enlazando marchas con marchas entre las que se coló alguna saeta.
Cádiz Cofrade, Palma Coronada, Mi Amargura, Esperanza de Triana Coronada (muy esperada por algunos) y Virgen
de las Penas fueron las elegidas para esos últimos momentos del palio en la calle.
Acababa de salir perderse el palio de la Virgen de
las Penas por la calle Hermano Ignacio y el Prendimiento inició su estación de
penitencia desde el Carmen. Uno de los grandes estrenos de esta Semana Santa
2015 en Cádiz sin duda la talla del paso de misterio de Jesús prendido en el Huerto
de Getsemaní al cual siguió con sus sones la AM Sagrada Cena de Cádiz con
interpretaciones como Al Señor de la Salud o Himno de San Antonio, ambas
marchas que se pudieron escuchar en la calle Calderón de la Barca justo antes
de entrar en la plaza Mina.
Tras las filas de hermanos penitentes con antifaz
color turquesa llegaba la Virgen del Patrocinio. La cuadrilla comanda por Paco García
Palos con esas “levantás” mantenido el palo en el aire y hacer una bajada
suspendida y suave al hombro, todo ello acompañado por la Filarmónica de Conil,
que por el citado sitio interpretó la marcha Aurora de Santa Marina de Abel
Moreno.
San Francisco se abrió por primera vez en la tarde
del Lunes Santo a las 5 de la tarde para que la hermandad de la pregonera de la
Semana Santa, el Nazareno del Amor se pusiera en la calle buscando la calle San
Francisco y realizar la estación de penitencia en la Catedral. Después del susto
del año pasado a la salida, este año la plaza estaba absolutamente callada – la
banda esperó - y solo se escuchaba la voz del capataz que muy tranquilamente sacó
a sus hombres agachando para salvar la cruz. Una vez fuera, el Padre José Luís
Salido fue el encargado de dar la primera levantá del misterio mientras la AM
Polillas entonaba la marcha Nazareno del Amor. Minutos más tarde, haría lo
propio la Virgen de la Esperanza, con un exorno floral muy llamativo y que
inundaba de olor las calles allí por donde pasaba. A los sones del martillo en
manos de Rosa Mª Cossi, pregonera de este año de la Semana Mayor, el paso se
levantó al cielo comenzando a sonar la misma marcha que ella propuso para sonar
en el pregón, Esperanza Franciscana de Gabriel Vadillo, interpretada por la BM
Pedro Álvarez Hidalgo de Puerto Real.
El punto sobrio como cada Lunes Santo vino
nuevamente desde San Francisco. Desde allí y puntualmente a las 19h40 se
abrieron las puertas del convento para que la Vera-Cruz comenzase su estación
de penitencia. Sones de la primera saeta del Silencio para capilla abrían el
cortejo con la Cruz de Guía más antigua de la Semana Santa.
Recostado sobre su paso, salió el Crucificado de la
Vera-Cruz, con una maniobra muy medida. Una vez erguido, el paso comandado por
Benito Jodar, comenzó a andar a “paso horquilla” siendo el primero de la Semana
Santa que lo hace, como es habitual.
A parte de este equipo es especial ver – ya por
tradición – como sale la Virgen de la Soledad. Como se prepara esa cuadrilla
con esas cuerdas amarradas a la mesa del palio y con la Virgen tan cerca de
todos. Los sones del Himno Nacional acompañaron la salida y comenzó la maniobra
de levantar el paso para colocarles las patas y liberar las ruedas. La anécdota
sin duda fue, mientras que se colocaban los remates de las bambalinas, se
percataron por parte de la priostía de la hermandad de unos alicates que, del
montaje, entiéndase, se habían dejado en el techo del palio.
Cuando Joaquín Cortes ordenado levantar el paso, los
sones destemplados de la banda de Chiclana, Enrique Montero, comenzaron hasta
que sonó la maza en el plato, marcando el inicio de la marcha Soledad de
Escobar con la que la Virgen se adentró en la calle San Francisco. Algo que sí
debería de cuidar esta experimentada cuadrilla es la altura de los maniguetas delanteros,
siendo algo antiestético la gran diferencia de altura entre la manigueta y el
hombro de los cuatro manigueteros delanteros.